La sensibilidad dental afecta a muchas personas. En la mayoría de ocasiones se produce al comer o beber algo caliente, frío, dulce o ácido. En condiciones normales, la dentina que está en el interior del diente (la capa que rodea al nervio) está cubierta en la parte superior (corona) por el esmalte y por las encías que rodean al diente, pero con el tiempo, el esmalte va perdiendo grosor, lo que hace que proteja menos al diente. También las encías pueden retraerse con el tiempo, exponiendo la dentina de la superficie de la raíz que antes cubrían.
La dentina contiene un gran número de poros o túbulos que van desde el exterior del diente hasta el nervio central. Cuando la dentina queda expuesta, estos túbulos se ven estimulados por los cambios de temperatura o por ciertos alimentos
El motivo de la sensibilidad dental puede deberse a varios factores. Algunos de los más comunes son:
- El retraimiento de las encías debido a la edad o a una técnica inadecuada de cepillado.
- Las bebidas ácidas (como los refrescos) que erosionan el esmalte y exponen la dentina.
- Rechinado de dientes, que puede volver sensibles a todos o a la mayoría de los dientes o muelas.
- Cepillarse con una pasta de dientes demasiado abrasiva, de forma incorrecta y/o más de tres veces al día, puede provocar pérdidas de esmalte.
- Enfermedades de las encías, que pueden hacer que se retraigan.
- Una pequeña rotura o fisura pueden dejar expuesta la dentina.
Además, también hay algunos tratamientos dentales que provocan sensibilidad como el blanqueamiento dental, las limpiezas bucales, la colocación de aparatología de ortodoncia o los empastes.
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